José María Garza Catalán

En José María Garza Catalán era un jove carrabiner destinat a la duana d’Alós d’Isil des dels inicis de 1936. Casat amb Teófila Gil Cuesta, tenien un nen, Ramón, nascut durant l’estada a Alós. Amb el cop d’estat els carrabiners van romandre sempre fidels a la República. La família Garza va entrar a França el 7 d’abril a les 15 hores, el dia 8 foren fitxats a Salau. Amb ells hem pogut constatar la presència d’altres carrabiners d’Alós, com l’Antoni Aguilar Peña i la seua esposa Isabel Campillo Anche. Els homes foren conduïts a Cerbere i cap a Catalunya, les dones i nens a Rodez. Vers el 1990, en José María va escriure a Toulouse, unes breus memòries de l’exili dels carrabiners.

Esto era sobre los primeros días de Abril de 1938. En este momento nos reunió el comandante de Puesto y nos dijo: «he recibido noticias del teniente el cual me dice que pasemos la frontera lo antes posible». Todos como uno así lo hicimos. Fuí a casa y le dije a mi mujer: «prepara lo más necesario en una maleta que vamos a pasar la Frontera» y así lo hicimos todos [los] de las Aduanas. Yo llevaba el fusil y la pistola, una manta y la maleta, mi mujer llevaba el chico. Cuando nos cansábamos poníamos la manta encima de la nieve y descansábamos, había bastante nieve [...] y un viento muy frío. Nuestro hijo llevaba la cara con sangre a causa del frío y el viento. Aquello era una procesión interminable, todos deseando llegar a tierra Francesa. Me recuerda la brecha de Roland. Serían sobre las tres de la tarde, llegamos a la cúspide donde había dos montañas y un muy estrecho paso que sólo podían una o dos personas donde había escrito en grandes [letras] España-Francia. Al pisar tierra francesa dijimos: «viva La Libertad, ya somos libres», nos abrazamos y no pude por menos que llorar. Ahora ya íbamos cuesta abajo y ya llegamos a la paridera o borda al anochecer donde allí pasamos a la intemperie deseando que hiciera de día.
Para llegar al pueblo de Salau, antes de llegar al pueblo en camino había una mesa y cinco gendarmes te pedían la documentación y te recogían los fusiles y las pistolas así ya quedábamos desarmados. Una vez en el pueblo de Salau las mujeres y los niños de un lado y los hombres de otro lado. Las mujeres y niños se los llevaron en camiones. Este momento fue muy amargo. Y nosotros fuimos en diferentes etapas a Saint Girons. Antes de llegar a Saint Girons pasamos Seix donde nos vacunaron. Al día siguiente llegamos a Saint Girons conducidos por gendarmes como si nosotros fuésemos criminales. En Saint Girons montamos en el tren con dirección Toulouse. En la estación nos esperan los Gardes Mobiles con el fusil y formados. Muchos comités nos daban paquetes con comida y los guardias móviles no les dejaban acercarse a nosotros y como podían la pobre gente nos daban paquetes por las ventanillas

(Arxiu de la família Garza)
Exili 1938. L'exili pallarès a França